La necesidad de diferenciarse en el mercado del vino y dar lugar a nuevos sabores, nuevos aromas y en definitiva nuevas experiencias con las cuales poder sorprender a los consumidores, ha provocado un proceso de búsqueda e innovación por parte de los productores de vinos que cada vez se está acentuando más.
Vinos elaborados en lugares gélidos
Fue en el siglo XVII cuando una casualidad del destino hizo que se descubriera una particular característica de las uvas cuando eran recogidas congeladas. Aquel año en el cual se produjeron temperaturas especialmente bajas en Europa, algunos vendimiadores no tuvieron más remedio que recoger las uvas cuando estaban en estado gélido. Tras este acontecimiento, se pudo descubrir que ello les dotaba de un dulzor característico que les aportaba un grado de diferenciación con respecto al resto de vendimias.
Esto ha hecho que en la actualidad, algunas bodegas estén especializadas en la producción de vinos que se elaboran tras la recogida de uvas congeladas, las cuales para elaborarse tienen que ser recogidas por la noche y con unas temperaturas inferiores a los 10 grados bajo cero, de modo que la uva pueda llegar a su lugar de destino, la bodega, a prácticamente la misma temperatura a la que fue recogida. Estos vinos se suelen elaborar en países como Canadá, Austria o Alemania.
Por otro lado, existen otras bodegas situadas en las gélidas regiones de Siberia, concretamente en la localidad de Altái, las cuales están especializados en la producción de vinos elaborados con uva Merlot. Esta variedad de uva es particularmente resistente a las heladas. Conociendo esta característica, en esta región siberiana de forma muy inteligente, utilizaron el reclamo del vino, como forma de atraer la atención de turistas y expertos a la ciudad, puesto que desde el año 2005 se empezaron las labores para poder producir un vino de gran calidad en esta zona que en ocasiones alcanza temperaturas de 40 grados bajo cero. Fue en 2009 cuando se plantaron las primeras variedades de uva Merlot. En 2010 se consiguieron los primeros litros de este vino, los cuales fueron utilizados a modo de experimentación para seguir aprendiendo y mejorando la calidad del vino producido en Altái. Sorprendentemente y aunque se esperaba que el año 2012 fuera el primero en el que los viñedos diesen sus frutos, este proceso se adelantó un año, pudiéndose recoger en 2011 media tonelada de vino.
Todo ello ha producido una revitalización de la economía de la zona, no solo de la actividad directa de la producción de este vino siberiano, sino también como reclamo turístico y por las labores de investigación realizadas por las universidades de la zona.
Vinos conservados en el fondo marino
Ya hablamos en otra ocasión en nuestro blog de los vinos conservados en el fondo del mar, y como no, tenían que encontrarse estos vinos entre los vinos producidos en lugares extremos, también como forma de diferenciación que les dota de un carácter peculiar.
El descubrimiento de botellas de Champagne que el Rey de Francia Luis XVI había enviado a la corte rusa en un barco que terminó desastrosamente en las profundidades, permitió conocer las características que podrían poseer los vinos o bebidas alcohólicas conservados bajo estas condiciones tan peculiares.
La salinidad del mar, la ausencia de luz y ruido y el movimiento producido por el oleaje, dota a los productos de cualidades de salinidad y un buqué mineral, acompañados de una mayor intensidad aromática y cromática, sin embargo, cuenta con el inconveniente de que encarece sustancialmente el proceso de elaboración, siendo estos vinos no aptos para todos los bolsillos.
Otra curiosidad más que conocemos gracias al destino.
Vinos elaborados en suelo volcánico
Pero para encontrar otra estampa peculiar, tampoco necesitaremos marcharnos más allá de las Islas Canarias, puesto que en La Geria en Lanzarote, podemos disfrutar de un característico paisaje formado por cenizas volcánicas y hoyos excavados con muros de piedra que protegen del viento a los viñedos que se cultivan en esta zona.
Como puedes ver, tres lugares muy distintos con unas condiciones especialmente particulares cuyos productos intentan cubrir las necesidades de unos consumidores cada vez más ávidos de experiencias sensoriales nuevas.